A vueltas con Soliarsa

De nuevo aparece dentro de la actualidad rondeña la empresa SOLIARSA. Lamentablemente, otra vez debido a irregularidades cometidas en el habitual desarrollo de su actividad. Señalada por la contundente respuesta de la inspección de trabajo ante la infracción cometida sobre los trabajadores, a los que no se les respetaban sus tiempos de descanso.

Manuel Ramírez Troyano
Redactor

Opinión

La única novedad reside en la respuesta de los trabajadores, que esta vez visibilizaron una protesta a las puertas del Consistorio, añadiendo a la crisis su petición de renovación del Convenio Colectivo, considerando el vigente obsoleto desde hace 5 años.

Ante la penalización de la inspección y la protesta, el equipo de gobierno inicia una negociación. Hasta estos dos sucesos, nuestros gobernantes y responsables del funcionamiento de la empresa, simplemente miraban hacia otro lado.

La utilización del sustantivo “negociación” estando en la mesa el actual equipo de gobierno rondeño, resulta algo más que una hipérbole ya que a estos les gusta más el sustantivo “negocio”.

Les va a resultar difícil a los trabajadores de SOLIARSA llegar a ningún acuerdo, por parte del Ayuntamiento desde hace seis años la imposición por decreto es la forma de “negociar”.

Simplemente hay que observar cómo para esconder el tremendo error de los transportes escolares han “negociado” e impuesto un cambio de horario a la Policía Local, aún habiendo perdido una votación entre sus integrantes por 42 a 11. Solucionaron el transporte escolar: no; impusieron su criterio: si; escondieron el problema: también.

Ampliando el foco sobre SOLIARSA, se puede ver que además de sus continuas irregularidades, el verdadero problema reside desde hace tiempo y de forma cada vez más visible, en la suciedad entre la que viven los rondeños. Ronda está sucia y ese debe ser el punto de partida de cualquier análisis.

Ronda está sucia a pesar de contar con la única empresa de recogida de residuos de la Comarca. Ronda, está sucia a pesar de que en la labor de limpiarla se invierten más de cuatro millones de euros al año; alrededor de tres en el diario de la empresa y algo más de un millón pagaderos al Consorcio Provincial, por hacerse cargo del tratamiento de los residuos.

La plantilla de SOLIARSA la componen 71 operarios, curiosamente un número similar a la plantilla de hace unas décadas, cuando Ronda recibía galardones como la Escoba de oro por la limpieza del pueblo.

Pero desde el tiempo de las escobas de oro hasta aquí muchas cosas han cambiado, muchas excepto la plantilla de SOLIARSA, que permanece congelada en el tiempo. Aunque Ronda pierde habitantes año a año, aumenta de una forma desmesurada el número de visitantes, por lo que las toneladas de residuos entierran a la congelada plantilla.

Cuando desde el Ayuntamiento rondeño se decidió que el turismo iba a ser la única industria, se le olvidó crear unas infraestructuras adecuadas a su decisión. Montaron un banderín de enganche para turistas en FITUR y creyeron que con eso estaba todo hecho. Pues no es así.

Al aumento de residuos hay que añadir la dispersión de la población a cubrir. A las clásicas pedanías, hay que sumar el modelo de Ciudad dispersa que salió del Plan General de Ordenación Urbana del año 91. La Planilla, el Arenal o el Cerro del Almendro son ejemplos de ello. De continuar por ese camino, convendría ir pensando en un plus de kilometraje para los trabajadores de SOLIARSA.

Demasiados son los puntos de contenedores que los operarios de SOLIARSA deben recoger diariamente, además de mantenerlos y limpiarlos. Muchos de ellos a varios kilómetros del punto de entrega al Consorcio.

Para desarrollar esta actividad, los operarios de SOLIARSA cuentan con ocho camiones: seis de carga trasera y dos de carga lateral. De carga trasera, cuatro tienen más de quince años de servicio, todos los días de esos quince años. Por lo que sus visitas al taller son continuas, taller que se encuentra en Málaga a 120 kilómetros. Los dos de carga lateral se han mostrado inútiles por las características del pueblo. Se compraron sin ningún informe sobre su conveniencia, tan sólo para hacerse una foto con ellos y mostrar una artificial eficiencia del político de turno.

Barredoras existen tres, dos de ellas con la misma edad que los cuatro camiones y las mismas visitas al taller.

Las tres modernas aspiradoras que de vez en cuando se ven por la calle, como también se compraron sin informe de conveniencia resultan inadecuadas, ya que muchos de los acerados del pueblo no poseen el ancho suficiente para la optima utilización de la maquina y por tanto solo sirven para zonas peatonales y la Alameda. Eso sí, en la foto quedaron preciosas.

Con esa plantilla y un material entre caduco e inútil, por los caprichos del gestor, no es de recibo culpar a los trabajadores de SOLIARSA de la suciedad de Ronda. Más bien es hacia el Ayuntamiento donde hay que dirigirse, parece que hasta existe una concejalía responsable, que además de colocar cargos de confianza a costa del presupuesto de SOLIARSA, impone gerentes sin formación ni experiencia que se limitan a repartir en turnos la escasa plantilla, y el poco y viejo material.

Dentro de los cambios acaecidos en los últimos años que afectan a la recogida de sólidos es imposible continuar sin hacer una parada en el año 2020, concretamente en el 14 de marzo.
Cuando toda la población temblaba de miedo atrincherada en sus casas aplaudiendo a los sanitarios en los balcones, los trabajadores de SOLIARSA, por ser un servicio esencial, se enfrentaban a la COVID con la única defensa de una mascarilla para que nuestras basuras no nos llegaran al cuello. Cómo la memoria humana se caracteriza por su flaqueza, una vez superado el virus, ni aplausos a los sanitarios ni concesiones a SOLIARSA.

En Málaga capital, a los trabajadores que desempañaron esa labor en los tiempos del COVID se les reconoció con un plus económico, pequeño pero reconocido. En Ronda por el contrario se les sisaron los descansos que la ley marca para cualquier trabajador: 36 horas seguidas a la semana y 12 horas entre turno y turno.

Ahora, por imperativo legal, el Ayuntamiento de Ronda se dispone a regularizar esta situación, pero en vez de acometer el tema con seriedad, utiliza la formula de desvestir a un santo para vestir a otro. Para dar los descansos legales rehacen los cuadrantes de turnos sin aumentar la plantilla, conclusión: menos horas de trabajo y por ende más basura en la calles por recoger. La ciudadanía es el santo desvestido.

Para cubrir los huecos del calendario donde no hay operarios en activo, se han inventado crear otro banderín de enganche, mira que les gustan, donde se puede apuntar voluntariamente cualquier operario de plantilla. O sea, que la limpieza de Ronda pende de la voluntad de un voluntariado, al que por supuesto una vez realizado el trabajo hay que darle el descanso legal, menguando aún más la plantilla disponible en el diario.

El estatuto de los trabajadores impone un máximo de 80 horas al año, eso limita a 10 turnos al año lo que se puede utilizar esa fórmula. Así, que la idea del voluntariado nace muerta, inoperante. La ponen encima de la mesa para no cumplirla, porque no se lo permite la ley, y en unos días todo esto se olvidará y la basura se quedará en la calle. Todo un despropósito.

SOLIARSA es una empresa descabezada, sin un Plan estratégico que permita mantener limpia Ronda, se limitan a recoger basura, un planteamiento digno del siglo XIX. Sin Plan estratégico y sin Plan de inversiones que mantengan la utilidad del material. Tampoco tiene un Plan que gestione los recursos humanos, con un 50% de la plantilla mayor de 50 años, es imposible que los turnos se cubran en su totalidad. Las bajas debido a la dureza del trabajo no lo permiten. Por el contrario, sólo el 7% de la plantilla es menor de 35 años. Todo esto con un sueldo por operario que en ningún caso supera los 1.200 euros. Así es como tiene el Ayuntamiento de Ronda a SOLIARSA, abandonada. Les basta con mantener una estructura mediática, pagada con publicidad institucional, que culpabilice a los trabajadores en caso de cualquier reclamación y volcar la lógica ira ciudadana hacia unos trabajadores sobre-explotados que nada pueden hacer.

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