Diez jóvenes de Ronda han viajado a Catarroja para colaborar en las tareas de limpieza y asistencia a los damnificados por la DANA. La iniciativa de estos jóvenes junto a la Asociación de Solidarios Ronda y el apoyo de la comunidad, organizó un desplazamiento cargado de solidaridad y recursos de primera necesidad.
Un grupo de diez jóvenes de Ronda se ha desplazado recientemente a Catarroja para ayudar en las labores de limpieza y asistencia tras la devastadora DANA que afectó la zona. La iniciativa surgió de un llamado en redes sociales, al que se fueron sumando otros jóvenes comprometidos con brindar ayuda a los afectados.
El grupo partió en una furgoneta facilitada por la Asociación de Solidarios Ronda, que también donó ropa, mantas y otros enseres esenciales, además de colaborar con los gastos de gasolina para el traslado. Asimismo, las monjas del Colegio de la Inmaculada de Ronda contribuyeron con una generosa cantidad de productos de higiene, pañales, pasta de dientes y gel hidroalcohólico, recursos fundamentales en las zonas afectadas.
La experiencia en Catarroja ha dejado una profunda huella en los voluntarios rondeños. «El primer día que llegamos, una madre se acercó con su hija de un año para pedirnos comida y pañales; no puedo evitar emocionarme al recordarlo», confesó Márquez Conde. «La situación es dura, es impactante ver a personas sin hogar, pidiendo ayuda desde las ventanas porque no pueden bajar».
Durante su estancia, los jóvenes se han dedicado a tareas como achicar agua, remover escombros y rescatar vehículos atrapados en el lodo. También brindaron ayuda directa a personas mayores que necesitaban desplazarse en andador y otros que requerían asistencia para salir de sus viviendas. “Es algo que tienes que vivir para entenderlo”, comenta Márquez Conde, quien destaca la presencia de efectivos de Guardia Civil, Policía Nacional y militares colaborando en el esfuerzo de recuperación.
La labor solidaria de estos jóvenes, apoyada por su comunidad y por asociaciones locales, es un ejemplo de humanidad y resiliencia frente a la adversidad. La catástrofe ha movilizado el corazón de Ronda, que sigue tendiendo su mano a quienes más lo necesitan en este momento de crisis.
