Pujerra mantiene viva la leyenda de Wamba, el rey visigodo, gracias a la tradición oral que ha pasado de generación en generación. Según la historia, Wamba fue llamado a reinar mientras labraba la tierra en las cercanías del Molino de Capilla, un episodio que forma parte del rico patrimonio cultural de la localidad.
En Pujerra, un pequeño pueblo enclavado en la Serranía de Ronda, la leyenda de Wamba, el rey visigodo, sigue resonando con fuerza entre sus habitantes. La historia, conservada a través de la tradición oral y documentada por Diego Vázquez Otero en los años cuarenta, narra cómo Wamba, un sencillo agricultor, fue llamado inesperadamente a reinar sobre los visigodos en el siglo VII.
Según la leyenda, mientras Wamba labraba sus tierras cerca del Molino de Capilla, fue encontrado por una comitiva de nobles y eclesiásticos que buscaban al nuevo rey. Inicialmente reacio a aceptar la corona debido a su edad y falta de educación, Wamba dejó la decisión en manos de lo divino, declarando que solo aceptaría el trono si la aguijada seca que tenía en su mano florecía. Para asombro de todos, el palo seco reverdeció, cubriéndose de hojas y flores blancas, lo que llevó a Wamba a aceptar su destino como rey.

Esta leyenda, aunque no tiene un origen documentado preciso, es parte fundamental del acervo cultural de Pujerra. Francisco Siles, historiador local, subraya la importancia de conservar este tipo de relatos, que no solo forman parte de la identidad de la comunidad, sino que también reflejan la rica tradición oral transmitida de generación en generación. “Esta leyenda nos da una muestra del importante acervo cultural heredado de nuestros mayores, fruto de la tradición oral, que hemos de conservar para las generaciones venideras y evitar así el olvido de nuestro precioso y singular patrimonio etnográfico”, afirmó Siles.
El relato de Wamba sigue vivo en Pujerra, donde la Huerta y el Molino de Capilla, mencionados en la leyenda, permanecen como testigos silenciosos de esta fascinante historia. La figura de Wamba, tanto histórica como legendaria, se convierte así en un símbolo del pasado compartido y de la herencia cultural que los habitantes de Pujerra se esfuerzan por preservar.