Entre el 10 y el 16 de agosto, Cartajima celebró su Semana Cultural y sus Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Rosario, una cita que volvió a reunir a vecinos, familiares y visitantes en torno a la tradición, la música y la convivencia
Cartajima ha vivido días intensos de fiesta y cultura con la celebración de su Semana Cultural y sus Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Rosario, entre el 10 y el 16 de agosto. Durante más de una semana, el municipio se llenó de actividades pensadas para todas las edades, con un programa que combinó espectáculos, gastronomía, música en directo y momentos de gran devoción.

La Semana Cultural arrancó el domingo 10 de agosto con el protagonismo de los más pequeños, que disfrutaron de pasacalles, teatro y juegos en la piscina municipal. El lunes continuaron las actividades infantiles con un desayuno colectivo y un espectáculo inspirado en El Rey León. El martes llegó el turno de los mayores, con un desayuno amenizado por música de pasodobles, mientras que por la noche la Plaza Virgen del Rosario se transformó en escenario teatral con la Asociación Histórico-Cultural “Carmen de Ronda”. El resto de la semana incluyó propuestas para jóvenes, cenas colectivas y fiestas temáticas que fueron caldeando el ambiente festivo.
El jueves 14 de agosto se dio inicio oficialmente a la Feria con el repique de campanas y el pregón a cargo de Juan Piña, seguido de la cena colectiva y la designación de los representantes de las fiestas. El día grande fue el 15 de agosto, con la solemne misa y la procesión de la Virgen del Rosario, que recorrió las calles de la localidad acompañada de la Banda de Música de Ronda y un coro rociero. La imagen lució además nuevas donaciones de su vestidor, Ángel Luis Ruiz Cabrera, y el acto concluyó con fuegos artificiales.
Durante las noches no faltaron las verbenas populares con música en directo y atracciones para pequeños y mayores, mientras que el sábado destacó el tobogán de agua en la calle Iglesia y la entrega de trofeos de las competiciones deportivas. La gran traca final puso el broche a unas fiestas que volvieron a reunir a numerosos vecinos y visitantes, incluidos muchos descendientes cartajimeños llegados desde distintos puntos de España y del extranjero.