Entrevista a Juan Bautista Salado, director del Museo de Nerja

La semana pasada, el Museo de Nerja inauguraba la exposición ‘Una visión de Nerja’, una colección de 46 fotografías del alemán Robert Holder que invita a viajar a la década de los sesenta para descubrir, o redescubrir, la identidad de un pueblo que comenzaba a abrirse al mundo sin perder su esencia mediterránea. Actualmente se puede visitar hasta el 6 de enero de 2026. La exposición, cedida por Pablo Rojo y organizada en colaboración con la Asociación Cultural Taha de Frigiliana, forma parte de la apuesta del Museo de Nerja por recuperar la obra de artistas, fotógrafos y creadores vinculados a la zona. 

Para conocer mejor el valor histórico y emocional de esta muestra, y entender su encaje dentro de la programación anual del centro, hemos hablado con Juan Bautista Salado, director del Museo de Nerja, perteneciente a la Fundación de Nerja, quien destaca la importancia de recuperar materiales y artistas vinculados a la memoria visual del municipio.


¿Qué representa para el Museo de Nerja cerrar el año con la exposición “Una visión de Nerja” de Robert Holder?

J: Normalmente, las últimas exposiciones del año tienen relación con nuestro archivo. En esta ocasión se trata de la cesión de una serie de fotografías de alguien que se enamoró  de Nerja en uno de sus viajes en los años 60 y eligió la localidad como lugar de trabajo y residencia. Es, al fin y al cabo, cumplir con uno de nuestros objetivos primordiales, recuperar a personas relacionadas con el arte que no han sido lo suficientemente reconocidas en el municipio o que, en el pasado, sí lo fueron, pero que han entrado en el enorme desván del olvido.

¿Qué criterios se han seguido para seleccionar las 46 fotografías que componen la muestra?

J: Principalmente, que fueran fotografías inéditas, que no se hubieran publicado anteriormente y que recogieran distintas facetas de la vida social de  Nerja.

La exposición retrata la Nerja de los años 60 y 70. ¿Qué cree que sorprenderá más al visitante actual?

J: Indudablemente, lo que ha cambiado todo, especialmente los paisajes urbanos, destacando las primeras viviendas turísticas rodeadas de huertas, y también los trabajos ya extinguidos, como la caña de azúcar y la pesca.

La mayoría de imágenes son en blanco y negro. ¿Qué aporta este formato a la lectura de la exposición?

J: Es el formato que siempre utilizaba Robert y, sinceramente, creo que le da una faceta interesante, ya que cuando vemos una fotografía en blanco y negro tendemos a pensar que son antiguas, en este caso es así, pero la psicología del espectador crea una sensación de atemporalidad y profundidad que facilita evocar las emociones. Igualmente, el blanco y negro elimina la distracción del color, permitiendo que el espectador se concentre en la forma, textura y contraste entre luz y sombra.

La serie procede de negativos originales cedidos por Pablo Rojo. ¿Cómo ha sido el proceso de recuperación y montaje?

J: Realmente la digitalización la hemos realizado a través de las fotos en papel, ya que los negativos desaparecieron en su momento. Lo bueno es que las fotos y sus revelados tienen tanta calidad que hemos podido conseguir una impresión bastante buena.

Holder era un fotógrafo aficionado pero profundamente vinculado a la localidad. ¿Qué distingue su mirada de la de otros fotógrafos de la época?

J: Nerja es una localidad con una tradición fotográfica impresionante y prueba de ello es la amplia nómina de grandes fotógrafos como Padial, Cerezo o Guerrero, entre muchos otros. En el caso de Robert Holder, el hecho de que sus fotos iban destinada a la prensa alemana, le interesó mucho la vida cotidiana de Nerja, las transformaciones que el desarrollismo provocaba en la gente y en el paisaje urbano y natural de la localidad, por lo que podemos decir que tiene un enfoque social muy interesante.

¿Qué importancia tiene para el museo recuperar artistas y materiales ligados a la historia visual de Nerja?

J: Ya lo hemos dicho anteriormente, uno de nuestros grandes objetivos es recuperar a artistas del pasado que tuvieron relación de forma directa o indirecta con Nerja y en este caso, recuperar fotografías de este tipo, es recuperar una buena parte de la historia reciente del municipio.

¿Cómo encaja esta muestra dentro de la línea anual de programación del museo?

J: Nosotros siempre pretendemos que nuestras exposiciones, seis al año, estén relacionadas con el arte contemporáneo, procurando que una de ellas sea de fotografía y la última, que esté vinculada con nuestro archivo histórico. En esta ocasión, aunque no es exactamente una muestra resultado de todo el material que custodiamos, sí está dentro de esa línea de archivo histórico.

¿Qué reacciones esperan del público local ante estas escenas del pasado?

J: Las reacciones, por el momento, son de lo más positivas, ya que el visionado de esta exposición es un recorrido por el pasado de la localidad, por lo que la gente local, cuando las ve, emprende un viaje a sus recuerdos, de personas ya fallecidas, de lugares ya desaparecidos o profundamente transformados, de costumbres que ya no se practican, y se crea un debate de lo más interesante entre los visitantes cuando no tienen claro lo que están viendo, lo que hace que los recuerdos vayan más allá de lo que las fotos muestran. De hecho, no hemos querido poner cartelas explicativas, porque lo que pretendemos es crear ese diálogo entre las fotos y la memoria colectiva.

De cara a 2026, ¿qué líneas de trabajo o nuevos proyectos prepara el Museo de Nerja?

J: 2026 va a ser una continuidad de esta exposición, porque de las seis muestras programadas, tres serán de artistas del pasado muy relacionados con Nerja. Estamos hablando de Jorge Alaminos, tristemente fallecido hace muy poco y al que recordaremos con una retrospectiva de toda su obra gráfica de crítica social, de María Belén Morales, una escultora canaria ya fallecida que expuso su obra en el balcón de Europa en la década de los 80, y Teixidor, un artista que desarrolló parte de su carrera en Nerja en la década de los 80 y 90. Además de estas tres exposiciones, tendremos dos de artistas muy diferentes como son Germán Bandera y Mariotti, y, finalmente, como siempre, cerraremos el año con una exposición dedicada a una buena parte de nuestro archivo que aún no está muy perfilad

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