La reciente decisión del Ayuntamiento de Ronda de implantar una zona naranja en distintas calles del municipio ha generado un fuerte debate político y social. En una entrevista, el portavoz socialista Francisco Cañestro advirtió de las consecuencias que, a su juicio, tendrá esta medida tanto para los comercios locales como para la relación histórica entre la ciudad y los municipios de su entorno.
Según Cañestro, la zona naranja coloca a Ronda “en desventaja frente a otras localidades de la comarca” al dificultar el acceso de los vecinos de los pueblos que acuden habitualmente a la ciudad para comprar, realizar gestiones o recibir servicios profesionales. “Lo que se hace con la zona naranja es excluir a la gente de la comarca que mantiene nuestra economía”, aseguró. Recordó que Ronda cuenta con unos 34.000 habitantes, mientras que su área de influencia supera los 66.000, lo que convierte a estos municipios en el “principal mercado” para el comercio y los servicios rondeños.
El portavoz destacó que varios colectivos profesionales, como odontólogos, veterinarios o psicólogos, muestran preocupación por el posible impacto en su clientela de la comarca. A ello sumó el malestar de comerciantes y vecinos, tanto del centro como de los barrios, al prever un desplazamiento de la presión del tráfico hacia zonas residenciales. “Los coches no desaparecen por arte de magia. Lo que se arregla en un barrio se desarregla en otro”, señaló.
Cañestro cuestionó también la base técnica de la medida, vinculada —según explicó— a un plan de movilidad que depende de un vial alternativo que aún no se ha ejecutado y que considera “incompatible” con la preservación del paisaje. Por ello, el Grupo Municipal Socialista propone la retirada total de la zona naranja y plantea que será una de sus prioridades revertirla si se produce un cambio político en las próximas elecciones.
El PSOE local advierte de que la medida, prevista para entrar en funcionamiento el próximo año tras la instalación de parquímetros y otros elementos necesarios, podría suponer “un daño a la economía de Ronda de difícil reparación”. Para recuperar la confianza de la comarca, Cañestro defiende reforzar la relación entre la ciudad y sus municipios vecinos: “Ronda y su comarca son el mismo corazón. No podemos vivir de espaldas a nuestros principales mercados”.
La implantación de la zona naranja continúa generando reacciones y se perfila como uno de los temas centrales del debate municipal en los próximos meses.





